lunes, 1 de septiembre de 2014

La niña

La niña.

Era tarde y me fui a la cama, siempre me gusta leer un rato antes de dormir. No recuerdo exactamente, pero después de leer durante un rato se me empezaron a cerrar los ojos y el cansancio hacia mella en la lectura, no recordaba que había leído del último párrafo, con lo cual decidí que al día siguiente volvería a empezar por ese página, cerré el libro, lo deje en la mesita de noche, apague las luces y me puse a dormir
Al cabo de un rato, supongo que no mucho porque no estaba profundamente dormida escuche una música que venia del comedor,  el sonido no era estruendoso sino leve y rítmico, me gustaba esa música. Estuve afinando el oído para ver si realmente este venia de la calle ¿Quién estaba poniendo música a estas horas de la madrugada?, lo cierto es que me daba miedo levantarme e ir al comedor, no sabía con quién me iba a topar… buff al final decidí levantarme e ir. Caminé lentamente mirando hacia todos lados y poniendo todos mis sentidos para ver si veía, sentía algo más, abrí la puerta del comedor de par en par y allí estaba esa gran bola de luz que se presenta sin yo llamarla, ahora  la música estaba en un volumen más bajo, mire a todas los lados y cuando dirigí la mirada a la puerta del balcón vi que dentro del comedor pegado al cristal que separa el balcón había una niña, no supe que decir me quedé callada ella me miraba con la cabeza ligeramente agachada pero sus ojos eran dulces, tenía el pelo largo y oscuro con flequillo, vestía una especie de camisón con mucho colorido alrededor de la cabeza llevaba una cinta lo que hacía que el pelo le quedase pegado a su cabeza. Hizo un ligero movimiento muy despacio y se sentó en el sofá, colocando sus manos una sobre la otra encima de su falda y agacho la cabeza. Me produjo tanta ternura que no puede evitar acercarme a ella con mucho sigilo y prudencia.
Esa niña me fascinaba, el camisón le llegaba casi hasta el suelo y se veían sus pies descalzos, los colores que tenían su camisola eran fascinantes, la bola continuaba con su peculiar brillo en el centro del comedor a media altura y esa era  la claridad que había.
Me quedé estática mientras pensaba que hacer, aunque la niña me trasmitía mucha paz no sé si era por su prematura edad o por todo lo que la envolvía, era como estar  envuelto en un agradable aroma.
Una voz que provenía desde algún sitio me dijo.
-Ven, acércate a mi.
 ...... y eso hice, en realidad esas eran las palabra que yo quería escuchar, todo mi temor desapareció cuando me senté a su lado, fue como permanecer en lo que supuestamente llamamos “el cielo”. Necesitaba tocarla para asegurarme de su presencia y cuando rocé su camisón algo hizo que deslizara mis manos hacia las suyas. De la bola brotaron dos destellos de luz como si fueran brazos y ellos eran los que estaban acercando mis manos a los de la niña, de repente en mi mente empezaron a pasar miles de símbolos, no reconocía ninguno de ellos, bueno quizá alguno si pero no sabía sus significados.
Comencé a escuchar una voz, alguien hablaba, mire a la niña y sus labios no se movían, pero algo dentro de mí me decía que esas palabras provenían de ella y recibía sus palabras desde lo más profundo de mi ser.


-Vengo aquí porque tú me has llamado.
Empecé a pensar y recordé que dos noches anteriores cuando estaba en la cama para dormir hice una pregunta….


-Te traigo un regalo, solo y únicamente para ti, tú sabes su significado y esto te hará saber que yo existo.

La miré a los ojos incrédula, sin saber lo que ella quería decir, era como estar en un sueño.

Debajo de su flequillo había algo pero no alcanzaba a ver lo que era, se lo separé y vi un tercer ojo colocado en vertical a través de su frente y no sé cómo pude asegurar que era ese ojo el que estaba metido en mi cabeza y era el que me hablaba.

Mi curiosidad cada vez se hacía mayor,  quería saber más. Le pregunté, ¿Quién era y de dónde venía?

-Procedo de otra dimensión, todo está alineado y estamos evolucionando y creciendo en la sabiduría del amor y ese es nuestro alimento, en gran parte de la fuerza creadora, de la creación, en el poder de vivir en su conjunto la propia existencia y esa, es la que da el poder de seguir viva,  la propia existencia que alimenta todos los seres con cada una de sus inspiraciones,  no existe la muerte no existe el frio no existe una luna, no pertenecemos a nadie ni a nada, no tenemos dogmas, ni leyes, ni curas, ni conceptos, no existe la familia, no existe la iglesia ni mezquitas ni instituciones, ni nos controla ningún tipo de apego, crecemos con cada latido, ese es nuestro flujo de energía. El hecho que exista,…….  en este preciso instante, no nos alimentamos de la física, ni de los pensamientos, nuestra subsistencia viene de las sensaciones que se experimentan con cada nuevo movimiento que realiza cada ser, nos nutre la vibración que se hace música en cada ambiente no físico en su plenitud, del aleteo del pájaro que fluye del rio, del vello cuando despierta durmiendo en la piel. De la cristalización producida por la energía del impulso una vez más para llegar a los colores que inundan el cielo cuando van a salpicar lágrimas de deseo.
¡¡¡¡¡¡Nooooooo!!!!!!!!, Oí mi propio grito y vi que estaba en la cama, pegué un bote, no entiendo nada. ¿Qué ha pasado?.... me levanté de la cama encendí las luces del comedor y allí no había nada, fui a la cocina para ver la hora que era, habían pasado tres horas desde que había apagado las luces para dormir, empezó a dolerme mucho la cabeza, fui al baño a mojarme un poco la cara, y al poner las manos debajo del grifo había un dibujo en la palma de mi mano, encendí el ordenador y me puse a buscar, pero no encontré nada. A la mañana siguiente volví a encender el ordenador para ver si encontraba el significado del símbolo. Al final encontré una foto bastante parecida al dibujo que quedo impregnado durante unos días en mi mente.

Por favor, vuelve……..te llamaré....

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